Ya hemos conversado de la manera como el Runa tawaísta concibe el cosmos o Teqsimuyu, que no es un UNIverso o fuente única sino mas bien un TUKUYPACHAQ Muyu, es decir todos los Pachas (espacio - tiempo) en movimiento. Como el tema es amplio, creo conveniente seguir conversando de esta estructura, principalmente de la natura y disposición de sus componentes reflejados indistintamente tanto en el macrocosmos como en el microcosmos en donde esos constituyentes opuestos y complementarios se balancean en un eje al cual denominamos Tisri o Chaupin.
Es desde esa perspectiva que se ha creado nuestro horizonte de sentido, es decir que el PAR es el Teqsi o fundamento del cual brota la estructura de nuestro pensamiento. Por tal razón nosotros concebimos todo con un par y cuando aparece algo sin par es porque es algo pasajero o incompleto. Incluso nuestro pasaje por la existencia viene vinculado al par vida-muerte, de esa manera el avanzar en la vida nos lleva, aunque parezca contradictorio, a la muerte. O sea que en el recorrido de la existencia, los animales incluyéndonos nosotros, los ríos, árboles, vientos, cada día nos apartamos de la vida para acercarnos a la muerte y de esto no escapa nadie ya que desde el momento del nacimiento lo que hacemos es dirigirnos a la postrimería. Sin embargo esto no es un final ya que como el día y la noche, vida y muerte son dos opuestos que se complementan dentro de ciclos que permiten que la existencia sea.
Vida - muerte, Awa - Uku, día - noche, todo es par. En nuestra visión no caben las trilogías y aunque muchos estudiosos afirmen que existe una TRInidad en el pensamiento andino, nosotros creemos en una DUALidad. Todo lo que ellos nombran como el Pacha intermedio para nosotros es el Tisri o eje, es el Kunan o ahora, es el Kay o aquí. Así para nosotros nuestra Pachamama es el Tisri del pasado y del futuro, el lugar en el cual vivimos, el eje donde se balancean los pachas pasado y futuro, es decir el presente y el aquí o el Kunan y el Kay.
En este punto o eje, Tisri, se produce el equilibrio que permite la existencia y este equilibrio es logrado por la justa proporción de todos los seres, sol, luna, agua, runas, peces, montañas… Todos ellos actúan proporcionando, todos ellos sin excepción contribuyen al movimiento que procura la existencia, todos, incluso las plagas, los virus, los insectos, las enfermedades. Todos tienen su lugar y todos interactúan de modo que sea posible la continuidad de la existencia. Piedras, pájaros, chanchos, runas… todos están aquí para equilibrar y sin embargo de todos ellos solo el humano es aquel que no cumple con su deber cognoscitivo ya que es el único ser de la Pachamama que hace lo contrario y en vez de equilibrar crea el desequilibrio por su lucha constante contra la naturaleza.
Para comprender esta actitud tenemos que comprender su visión, pues en ella la tierra se presenta como un caos en su origen y a partir de allí él se debe de organizar todo a su manera. Al contrario, en la visión Tawa del Runa, no existe este caos y más bien todo es armonía en el origen del mundo. A partir de estas visiones mientras que uno trata de hacer y deshacer a su manera, el otro trata de mantener lo que ya está bien hecho: la Naturaleza.
Es por esto que, ahora más que ayer, debemos involucrarnos en esta actitud de preservar la Madre Tierra. Podemos ver esto como una lucha o confrontación con los destructores en la cual nunca jamás ganaran las armas bélicas y donde nuestra principal arma es una especie de precepto nacido en los principios del Tawaísmo. Este género de mandamiento es la crianza mutua, el UYWAYNAKU o la buena crianza mutua, aquella que produce diversidad en lugar de UNIversalidad.
Es bajo este precepto Tawa que nosotros aprendemos a criar, pero a criar bien porque la crianza no solo consiste en dar de comer a un animal sino a hablarle, conversar, darle cariño de la misma manera como se crían a los hijos. Para nosotros el lugar de la crianza es la chacra pero nuestro UYWAYNAKU no se limita a los animales y vegetales, ya que nosotros criamos a la tierra, a la lluvia, a los ríos, a las montañas y ellos a la vez nos crían a nosotros los Runas. Esta crianza mutua suprime de nuestro entorno la discriminación; todas las especies son respetadas a un mismo nivel como hijos de la Pachamama: todos tienen su lugar y todos son personas. Este aspecto es muchas veces nuevo para la gente que desconoce el Tawaísmo o pensamiento runa; pero para aquel que conoce es de lo mas normal y es por eso que el Runa siempre dice: “Hay que criar bien para ser bien criado”.
Un Runa tawaísta debe cuidar bien su entorno, debemos criar bien el agua para que nos crie bien, no debemos cortar las salidas de las fuentes ni desviar o cortar el paso de los ríos. Cuando estos hechos suceden los ríos se molestan, gritan, sufren porque son personas. Los lagos, las retamas, las hormigas, todos son personas y como tales se alegran, se molestan, ríen, y nos conversan, nos dan señas las que nosotros entendemos y según lo que nos digan les hacemos sus fiestas, los casamos, los respetamos y nos respetan. Las semillas son personas que viajan, por tal motivo a veces encontramos plantas en lugares donde no hemos sembrado, a ellas nos dirigimos con amor y les hablamos porque ellas también tienen parientes, tienen su ayllu y en el pensamiento runa ellas van a visitar a sus parientes.
Sí, así es nuestra espiritualidad y nuestra religión es la chacra, pero ésta no es vista como un terreno de plantación sino como un lugar de diversidad, de crianza mutua de la cual se nutre la existencia. Nosotros creemos en ella porque ella nos permite vivir en armonía. Cuando en una chacra aparece una papa nueva que no hemos sembrado, nos preguntamos: “¿de dónde estará viniendo?”, y ella nos indica que viene a ver a sus parientes, a su ayllu, entonces nosotros la tomamos con cariño y la ponemos con las otras que servirán de semilla. En la próxima siembra le cantamos, le festejamos antes de sembrarla, así, sintiendo el cariño ella se queda y se casa con otra papa y surgen nuevos tipos, brota la diversidad. Por eso el Runa no puede concebir la práctica de la selección de la agronomía moderna, donde las papas diferentes son eliminadas para crear la raza pura en detrimento de la diversidad; además ésta es hecha en forma forzada en los laboratorios y no en la naturaleza misma.
Pero también sucede que el maíz, por ejemplo, se va de la chacra por falta de cariño, esto sucede porque el Runa no ha sabido conversarle bien o porque lo ha tratado sin cariño, entonces la planta aparece en los bordes del camino, detrás de los cercos o en lugares donde no hay sembríos. Cuando encontramos una plantita así, tenemos que conversarle con ternura para que no siga molesta, para que regrese a su ayllu. Pero esto no sucede solamente con el maíz sino que puede suceder con todo: lluvias, alpacas, ocas, papas… Que al no sentirse amados se van y cuando se vuelven silvestres decimos que pertenecen a la chacra de los Apus.
Para nosotros es vital el conversar con los árboles, con la hierba, con el ichu, con las piedras, con los maizales sean o no de nuestro ayllu, sí, hay que conversar con el maíz de las chacras de nuestros vecinos porque no debemos olvidar que todo está enlazado, vinculado como las tramas de un inmenso tejido.
Es esta crianza mutua, Uywaynaku, que proporciona el equilibrio lo que permite la continuidad de la existencia, por eso desde que se coge una semilla se le habla, se le conversa con mucho amor, es igual que cuando nace una wawa (bebe), tenemos que recibirle dándole muestras de nuestro cariño y alegría. Cuando se siembra igual, hay que aconsejar a los granos que crezcan bien y hacerles sentir nuestro amor, hay algunas plantitas que les gusta la música, a ellas les cantamos, entonces crecen felices y mas bonitas y su ajayu o alma nos alimenta mejor.
Ya podemos imaginar entonces, por qué es un peligro la manipulación genética que va en contra de los principios de la diversidad. ¿Qué pasaría si, por obra de la globalización, tendríamos que llegar a comprar semillas? Esto sería verdaderamente un gran paso hacia la destrucción de la diversidad. El Runa Tawa no puede concebir que las chacras se vean invadidas de semillas que están desposeídas de Ajayu, de alma, de energía, de kallpa, porque esas semillas han sido fruto de la manipulación del humano en un cuadro fuera de lo natural, concebidas artificialmente y recogidas sin otro amor que el que el científico tiene por la ciencia, cosechadas sin ninguna conversación por máquinas que no trasmiten ninguna ternura. Y si bien es cierto que ellas crecen grandes y robustas eso es solamente la vista de lo aparente porque están desposeídas de lo principal que es el ajayu y es de éste y de las fibras que nuestros organismos se nutren. Pues creemos que esto de crear semillas no es una buena solución y que al contrario produce desequilibrios ya que poseedoras de sus propios insecticidas no permiten la crianza de los insectos, y con ello se desequilibra la crianza de los pájaros, sapos, culebras y toda la cadena en la cual se encuentra, naturalmente, el humano, que dicho de paso, ingerirá los productos insecticidas que la planta ya posee en su nueva composición.
Para el Runa tawaísta, el equilibrio se encuentra en la buena crianza recíproca, es por eso que nosotros criamos la tierra, las lluvias, las semillas. Muchas veces tenemos que caminar muy lejos para poder cambiar nuestras semillas y cuando las cambiamos nos despedimos de ellas sabiendo que volveremos a encontrarnos y suplicando por el buen tratamiento; igual hacen los Runas que nos dan sus semillas y así, tratándolas con inmensa ternura ellas se sienten contentas y nos dan lo mejor. Al juntarlas con nuestras semillas ellas crean nuevas familias, salen nuevas variedades, eso que llaman nuevas razas, pero en una chacra hay muchas variedades y no solo una.
A veces la tierra nos conversa, nos dice lo que necesita, hay veces que se siente sola y pide compañera, entonces tenemos que traerle una compañera; según lo que nos conversa tenemos que buscarla, en ocasiones, hasta en el fondo de los lagos porque hay algunas chacras que son engreídas, caprichosas o exigentes, son iguales que los individuos, son personas. Pero una vez que les hemos dado lo que nos piden, se muestran contentas, agradecidas, entonces nos crían bien dándonos hermosas papas, maíz, ocas, alimentándonos bien, criando bien nuestras alpacas, cuyes, pajarillos…
Con el agua es lo mismo, cuando ésta es criada bien nos llega alegre, pura, limpia, y a su vez ella cría bien toda la chacra: animales, montañas, peces, árboles… todo el ayllu es beneficiado, pero si al contrario se le cría mal, entonces en vez de traer felicidad nos trae penas, tristeza, enfermedades, desequilibrio. Cuando no se le trata bien ella ya no quiere venir, entonces desaparece y en su lugar aparece la sequía, porque el agua es una persona y como tal puede ser alegre o también molestarse. Es allí cuando el Runa entra en Yuyarikuy que es la meditación y analiza que es lo que puede haber causado ese disgusto. Luego tiene que llevar un pago, una ofrenda que le permita pagar su falta, solo así el agua puede regresar. A veces suele suceder que aún así el agua no vuelva, lo que significa que la falta es mas grave o que es una falta de la comunidad entera, en ese caso se escoge la mas bella y hábil doncella o el mas gallardo y fuerte varón para unirla(o) en matrimonio con la lluvia macho o hembra. Para esto el Umuq, que es un sacerdote Tawa, tiene que ir, muchas veces recorriendo grandes distancias, a lugares donde han caído las lluvias. Allí se procura un poco de agua, que a su tiempo ha sido recuperada por la gente del otro Ayllu, y con ésta regresa a su comunidad en donde le conversan, dan muestras de cariño y festejándola realizan el matrimonio.
Desde ese momento, por ejemplo si es a la doncella que han casado, ésta se convierte en esposa legítima de la lluvia, no hace una representación teatral sino que es verdaderamente la esposa de la lluvia macho. Para comprender este acto que puede parecer carente de sentido, podemos comparar la doncella Tawa a una monja cristiana, que como sabemos se dice esposa de Jesucristo, con la diferencia que, mismo siendo esposa de la lluvia, la doncella tawaísta puede casarse con un hombre y tener su hogar, sus hijos y continuar siendo esposa de la lluvia.
Así es pues como llevamos a cabo ese precepto de nuestra espiritualidad que es el UYWAYNAKU o la crianza mutua, aspecto que no debe tomarse a la ligera a pesar de que éste se asemeje más a un cuento para niños. Para nosotros los Tawas, éste es un gran remedio para combatir el mal del cual hoy sufre nuestra Pachamama, sus heridas son enormes y en ellas se agudizan sus dolores y por mas que ella nos conversa y nos da señas con el clima, los deshielos, las sequías, los maremotos, los huracanes y tifones, la desaparición de muchas especies de animales y vegetales, el humano sigue creándole mas heridas, dándole mas sufrimiento.
A nosotros de escoger nuestro camino entre aquel que por confort o globalización elimina las especies, o el de la crianza mutua de donde brota la diversidad, el equilibrio y la armonía.
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