domingo, 22 de marzo de 2009

Cosmovisión Andina

Cosmovisión Andina

En la cosmovisión andina el todo está conformado por un par: el Uku y el Awa o Jawa (el adentro y el afuera). Este Awa se transformó en Hanan para poder ser traducido como cielo con el aumento de la palabra pacha que significa espacio, tiempo, era y tierra en un plano conceptual cosmogónico o divino; pero cuando se refiere a espacios en la tierra, como por ejemplo parcelas de terreno, la palabra pacha se convierte en allpa y los entes que la componen en Hanan y Urin es decir arriba y abajo. Como podemos darnos cuenta la visión del Runa es más bien vertical y no horizontal en su concepción de sentido de la existencia, y esto dictado por el paisaje que domina y marca su vida. Esto también es una diferencia con Occidente donde la horizontalidad define una meta en la vida, donde, por ejemplo, “¿cuál es tu horizonte?” puede ser traducido como “¿cuál es tu futuro?”.

Pues bien, el Awa y el Uku designan también el espacio temporal reconocido como Ñaupa y Quepen o pasado y futuro. ¿Y el presente? El presente es lo que se denomina el Kunan, un instante tan frágil como la tierra que nos mantiene. Ese instante que viniendo del futuro se convierte casi inmediatamente en pasado. Es decir, son dos entes (pasado y futuro) que se equilibran en el eje (presente) que es el Kunan.

De allí la importancia que tienen el Uku y el Awa pero sobre todo la enorme trascendencia que tiene el eje Kunan - Kay Pacha, la tierra, pues si no cuidamos de ella el desequilibrio será fatal para todas las especies de plantas, animales, ríos, lagos, mares y montañas.

Para el Runa tawaísta lo más importante es el punto de mantenimiento del equilibrio, o sea el eje, Kunan o Kay, porque de eso depende el buen balanceo del cosmos y por su “lógica” de él mismo, es decir de su pareja y por ende de su ayllu.

Este principio es fundamento de la religiosidad enraizada profundamente en su ser, algo así como los mandamientos para un Cristiano. Es por tal entendimiento que en el transcurso de muchos pachas, el Tawaísmo ha inculcado al Runa el afán de mantener ese equilibrio. Eso se ve en los vestigios arquitectónicos a lo largo del Kapacc Ñan [1] , en donde vemos los Inti Watanas que nos muestran bien en claro la línea que permite la vida optima en la tierra, como un eje vital del cual no debemos apartarnos porque una pequeña variación de ese eje de rotación podría traer consigo catástrofes enormes o lo que llamamos pachakuticc, es decir el caos, revuelco del planeta.

El fundamento de dualidad o paridad se ve en todas las criaturas de la Madre Tierra, adentro y fuera de ella, entonces es normal que en nuestro cuerpo, por ejemplo, la dualidad este presente en forma de dos zonas muy bien definidas y designadas con nombres que solo la sabiduría de los Tawas pudo darle.

Es decir que en nuestro organismo también existe un eje que no debemos descuidar, es la región situada en la parte central de nuestro cuerpo. Ésta colinda con la parte Hanan o sea el espacio superior que comenzando en el cráneo abarca hasta la parte superior del corazón, y con la parte Urin que corresponde al espacio inferior que abarca desde los pies hasta la parte donde comienza el sexo, en la parte final del vientre.

Como en el caso del Kay pacha, esta zona eje del cuerpo humano no debe jamás ser dejada al descuido ya que es la zona que abriga todos los órganos que nos permiten vivir, órganos que en el transcurso de la vida no paran de realizar los movimientos que permiten la vida. Aún cuando nos encontramos en sueños tanto el corazón, los pulmones y todos los demás órganos de esta parte del cuerpo no desmayan en realizar la labor que les corresponde, de allí que a esta zona se la conozca como la zona Llamkay o Ruay que significa labor.

Pero ¿qué sucedería si descuidáramos esta zona? Pues se manifestaría un desorden, desequilibrio que nos volvería débiles al punto de no poder resistir al acecho de enfermedades, lógicamente no nos permitiría la concentración, limitando la asimilación de conocimientos. Este es un problema que tienen todos los países pobres del planeta, pues en ellos las escuelas, repletas de niños malnutridos, no pueden cumplir su función pedagógica, los niños se duermen en las clases y los que resisten al sueño muestran sus rostros demacrados donde se refleja el sufrimiento que el hambre origina. Allí podemos ver el desequilibrio que existe puesto que del otro lado hay una sociedad opulenta donde hasta los alimentos son desperdiciados en fiestas y celebraciones que bien quisiera saber que aportan. Pero cuidado que la repercusión de este desequilibrio afecta no solo a los pueblos que sufren, y esto no se arregla con actos paternalistas que siempre quedan en “ayudas”, no, este problema solo se puede arreglar re-equilibrando, proporcionando bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario